Testimonio de Serapaz para nuestro hermano Felipe Toussaint

SERAPAZ une su palabra y su corazón a la de todas las hermanas y hermanos, comunidades y organizaciones, que han expresado por un lado su tristeza por la sorpresiva partida de nuestro hermano Felipe, pero también, por otro lado, su agradecimiento y reconocimiento a él, que supo como pocos sentir y pensar al tono, ritmo y sustancia de los pueblos y culturas indígenas.

Como todas y todos, lo extrañaremos. Nos hará falta su palabra clara y serena, nos hará falta su presencia y referencia, nos hará falta su confianza en los procesos desde abajo. Tendremos en delante que darle siempre la palabra para imaginar qué diría Felipe ante las diversas situaciones, él que podía integrar el sentido religioso y teológico, con el político y social, con el cultural y metodológico. Así, por su espiritualidad, ubicación y congruencia ante la vida y los retos de la liberación, Felipe cubría un gran campo de opinión, una variada interlocución, y una amplia gama de servicios, brillando siempre por no hacerlo por su propio brillo sino por el de las comunidades.

Felipe, además, era un puente múltiple y natural, sólido y confiable, un concertador y generador de diálogos y consensos, un defensor de identidades y de alternativas, en suma un constructor de Paz. Por eso, valoramos profundamente el servicio y proceso de CORECO, y queremos expresar a todo el equipo de CORECO nuestra confianza en que fortalecerán su consolidación con las huellas y herencia de Felipe. Igual lo expresamos al proceso de articulación jCanam Lum y a la Red por la de Paz, en los que Felipe jugó siempre un papel orientador y animador central.

Felipe era también un gran hermano y amigo, pero le admiramos en especial su ser amor con Verónica, nuestra Vero, su mejor y madura vocación, que porta para nosotros el rostro y espíritu que construyeron juntos. A ti, Vero, nuestro cariño y reconocimiento también muy especial, pidiendo al Señor y Señora de la Vida que te den la fuerza y temple para continuar lo que juntos emprendieron. Igualmente, a toda su familia, a Ustedes hermanas y hermanos unidos y sonrientes, todo nuestro apoyo y agradecimiento; sabemos que Felipe recogía y expresaba lo mejor de Ustedes. Y también a CORECO, la comunidad que compartió con Felipe sueño y tarea, nuestro abrazo y nuestro hombro.

Hermanas y hermanos, Felipe creció en todas nuestras manos y ante nuestros ojos, en una ruta fiel y fructífera que ha sido para nosotros una lúcida y completa expresión de la identidad y aportes del proceso diocesano y social inspirado con jTatik Samuel. Por eso, no podemos separar el sentido de su muerte, de su libertad y de su nueva forma de vida con las del propio Don Samuel, y creemos firmemente que su huella y su obra siguen vivas, que son signos de Esperanza, y que nos toca a todos continuarlas.

Gracias a la Vida por ti, Felipe!
Dichoso tú, Felipe, que gozas ya de la Paz de los que viven para construirla!

Fraternalmente, todo el equipo de SERAPAZ, en la Ciudad de México y en Chiapas.

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